Una fábula de sal, memoria y redención.

Marbruna es un pueblo colgado entre el mar y el olvido. Allí, donde las caracolas murmuran profecías y los faros guardan secretos que no son suyos, llega Alessio: un hombre sin equipaje, con un violín envuelto en lona y coordenadas tatuadas en la piel. 

Nadie sabe de dónde viene. Algunos creen que es un náufrago del tiempo; otros, que el mar lo ha devuelto para saldar una deuda antigua. Giulia, pescadora de ojos verdes y cicatrices en forma de ancla, será la única capaz de leer la música que Alessio arrastra consigo.

Entre cartas olvidadas, redes tejidas por niños, tormentas que repiten su nombre y fantasmas que tocan a la puerta, El faro y la brisa narra una historia de amor que no necesita promesas, de heridas que se vuelven brújulas, y de pueblos que resisten no por fe, sino por belleza.

Una novela corta que huele a maresía y pan recién horneado, escrita como si cada página fuera una ola que decide no romperse del todo.